Mis compañeros de carpeta eran caballeros poco comunes, nadie de los nuestro cuando ingresamos al primer semestre imaginaría tener aquellos apodos que hoy les parece ya como un nombre propio, digno y respetable. Digo aquello pudiendo ver al “Maestro Pun” responder un llamado amical sin el menor desagrado o antipatía como sucedía cuando apenas lo habían bautizado , de la misma forma, el “Choy” como le decían a Santitos , la “Vaca” al colorado de Nilo, el “Ambrosio”a Jeshu, la “loca” a Miguel ,el “chapu” a Rafael , como “Winni Pohh” al siempre carismático Wilfredo, el “loco columna” a Horacio, “Pollo” así simple le decían al compañero Mucha , también “chava” al de anteojos de nombre Deyvid y “chinin” al chino Mesa.
A mis colegas les encantaba mas que chuparse un helado “Lamborguini” fastidiar o jorobar al docente de Teorías Pedagógicas o al profesor Vizcarra , les importaba poco o casi nada si la clase en estas asignaciones era importante o si el docente había almorzado algo agradable como para soportar esas majaderías, de lo que sí puedo estar seguro es que lo único que les interesaba era molagrar la clase, o molestar la concetración mental de la feminas de nuestro entorno académico, a veces con un bullicioso silbido y otras con nuestras estruendosas carcajadas, recuerdo que el primero en hablar o lanzar un adjetivo relajado era “la vaca”, éste siempre decía muy fuerte entro el “Cabrej”. Y aquél era el alumno siempre sentado en primera fila, sin duda sus gestos mímicos y su modo de articular su lenguaje lo condenaban ,”Cabrej”era cual señorita llena de romanticismo forzado , de pie por las noches, en alguna esquina del parque Huamanmarca de la ciudad de Huancayo…
A mis colegas les encantaba mas que chuparse un helado “Lamborguini” fastidiar o jorobar al docente de Teorías Pedagógicas o al profesor Vizcarra , les importaba poco o casi nada si la clase en estas asignaciones era importante o si el docente había almorzado algo agradable como para soportar esas majaderías, de lo que sí puedo estar seguro es que lo único que les interesaba era molagrar la clase, o molestar la concetración mental de la feminas de nuestro entorno académico, a veces con un bullicioso silbido y otras con nuestras estruendosas carcajadas, recuerdo que el primero en hablar o lanzar un adjetivo relajado era “la vaca”, éste siempre decía muy fuerte entro el “Cabrej”. Y aquél era el alumno siempre sentado en primera fila, sin duda sus gestos mímicos y su modo de articular su lenguaje lo condenaban ,”Cabrej”era cual señorita llena de romanticismo forzado , de pie por las noches, en alguna esquina del parque Huamanmarca de la ciudad de Huancayo…
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